martes, septiembre 19, 2006

Hola, Hola:

El pasado sabado 16 de septiembre fui a ver al segundo turno del campo de trabajo de los Montes de Valsaín, para ello contacté con Borja (un voluntario de la UAM)   para averiguar exactamente donde estaban y que es lo que iban a hacer (mira que si voy a ayudarles y da la casualidad de que voy el dia de descanso, que fastidio), y me contexta Borja "yo no estoy en Valsaín, estoy en una boda", pues nada, entonces ocupo tu puesto durante el sabado. Al llegar a Valsaín llamo por telefono a Tamara (Tami, para los amigos), dice "me pillas, de milagro, estamos en Siete Picos", pues nada a ir de Valsain a Siete Picos, allí me los encuentro poniendo señales en la senda de "Siete Picos" para que la gente ande por un solo camino y no provoque erosión en toda la zona.

Los integrantes del grupo del voluntarios son: Alba, Erika y Ferran (Barcelona), Rocio e Isabel (Cadiz), Soraya (Navarra) y Tamara, Irene y Borja (Madrid), me parece que no me olvido de nadie, a ver 3 y 2 son cinco y cuatro nueve, perfecto estan todos, ¡me he aprendido todos los nombres en un solo dia!

por la tarde, despues de comer en el restaurante, estuvimos recogiendo basura en una finca (los cristales son los mas peligrosos), luego la cena (recordando tiempos pasados con Irene y Ferran) y después mi despedida con el consiguiente viaje de regreso en coche

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jueves, septiembre 07, 2006

Hola, Hola:

La página hacesfalta.org, como viene siendo habitual ofrece la oportunidad de que los voluntarios cuenten su experiencia, esta es una de ellas, aunque el titulo (lo he puesto yo, no el voluntario) hable de fronteras cabria preguntarse ¿existen las fronteras para un voluntario?

"Soy egresado de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, en Lima la ciudad de los reyes capital de mi querido Perú.

Se me dió la oportunidad de participar de un programa de voluntariado para universitarios, promovido por el Instituto Bartolomé de las Casas (www.bcasas.org)

Mi suerte me llevo a Sicuani, una ciudad del sur del Perú a 150km del Cuzco y a mas de 3500 metros a trabajar en La Posada de Belén, un albergue parroquial para niños maltratados y abandonados que funciona en base a la caridad y al trabajo de un grupo de voluntarios locales.

La realidad de la pobreza se configura de maneras diversas en cada realidad en mi variopinto país, pero tiene comunes expresiones y siempre los que sufren más son los niños, pude convivir con un grupo de niños y niñas víctimas de formas de abandono y maltrato, así como presas de un contexto desolador en sus más tiernas infancias.

Lo que nunca olvidaré son sus sonrisas, fueron víctimas de abusos y maltratos que en una persona mayor configuraría traumas pero ellos ríen, juegan y sueñan; tienen problemas y cosas por resolver aún, pero no pierden la capacidad para ser felices y esto me hace pensar que verdaderamente en ellos esta el futuro... y me compromete con ellos, porque voy a seguir regresando a ayudar.

Mención aparte requiere la labor del un sacerdote italiano, el padre Luciano Ibba que inició esta experiencia, y sigue con otras de apoyo a los mas pobres y nunca descansa, y cocina excelente :)

Por esto es que quiero ser voluntario, es el inicio y base fundamental de la idea de emprender este viaje, el cual no es tanto una travesía por cientos de kilómetros hacia alejados lugares que requieren ayuda… sino mas bien un viaje interior a recuperar una sensibilidad hacia la condición de nosotros mismo como seres humanos y poder descubrir en nuestro inmediato alrededor la necesidad de ayuda.

Junto a todo esto está la invalorable oportunidad de enriquecimiento personal, en qué contexto mejor que en el de enfrentarse y conocer realidades diversas, dejarnos llevar por ellas, reaccionar ante ellas y ser parte de alguna forma de su desarrollo. Esto nos nutre de un bagaje de experiencias (si queremos aceptarlas) que enriquece nuestra vida de maneras que podrían sorprendernos."

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Hola, Hola:

El pasado miercoles 30 de Agosto, ocho personas que participamos en el anteriormente citado campo de trabajo de Valsaín (sólo faltó Lorena) quedamos en casa de Nerea (la coordinadora) para volver a recordar los momentos vividos, charlar sobre lo que había supuesto para nosotros esta breve pero intensa experiencia, hacer una breve obra de teatro que parodiaba algunos momentos y personas y por último el reparto de regalos a todos y todas por parte de Ainhoa y Nerea (la primera regaló la grabación del CD de Muchachito bombo infierno, que tantas veces nos acompaño y la segunda un libro a cada un@), esto último si que no lo tenia previsto, no el mismo libro para todos, sino un libro de acuerdo con los gustos de cada uno, en fin, en mi caso nos conocemos de hace varios años, pero reconozco que no es facil conocerme, dicen que soy "mas simpatico por mail".

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viernes, septiembre 01, 2006

Os presento m�s voluntarios

Hola Hola:

Siguiendo un poquito con el tema del Campo de Trabajo de Valsaín (12-24 Agosto del 2006) para los que no fuisteis (sobre todo Ramiro) pues resulta que Ainhoa se va de Erasmus a Marsella (Buaaaaaaah), así que vamos a tener que "trabajar el doble", Ainhoa dice que no sabe quien es Ramiro (seguro que le ha visto como minimo tres veces), es que Ramiro siempre esta ocupado, no me entretengo más y a continuación os presento a otros voluntarios (no existe un unico perfil de voluntario, como ya sabeis, hay tantos perfiles como voluntarios)      Fuente: Canalsolidario.org                                                     .Desde hace 14 años, los internos de dos cárceles vascas participan en este campo de trabajo del programa de reinserción Bestalde. La Fundación Adsis y sus voluntarios y voluntarias son los responsables de este proyecto.

Una de las salidas de paseo / Adsis.org Olga Berrios / Redacción (28/08/2006)
Bestalde en euskera significa “al otro lado”, pero también es el nombre de un programa de reinserción sociolaboral de presos de dos cárceles vascas.

Nació hace tres lustros con la intención de preparar a los presos y las presas para lo que encontrarán al otro lado cuando recuperen la libertad.

Así, Bestalde –que pertenece a la Fundación Adsis– organiza visitas de voluntarios a las cárceles, cursos de formación para los internos, talleres laborales y encuentros con las familias, en coordinación siempre con otras entidades de la red social vasca.

El proyecto incluye un campo de trabajo de dos semanas en la residencia San Prudencio de Vitoria. El encuentro se celebra en verano –durante el mes de julio– y durante las Navidades, que son las fechas en las que las personas mayores suelen notar más la soledad.

Bien acompañados

Participantes del campo de trabajo durante una salida por Vitoria / Adsis.org Este año han participado dos presas y 22 presos cuya función –tras varias sesiones de preparación– ha sido participar en la dinamización de las actividades culturales y de animación del tiempo libre. El objetivo, según el director del programa, Javier Muñoz, es “ayudar a que cada uno saque lo mejor de sí mismo”.

La residencia cuenta con 170 personas mayores, de 82 años de media, en la que la mayoría de las residentes son mujeres.

Y, a pesar de lo que se pudiera pensar, su reacción es “buenísima”. Como cuenta Muñoz, “la gente sale de la cárcel pensando que tiene un cartel en el pecho en el que pone preso. Llevamos 14 años haciendo esto y nos sigue sorprendiendo el que nos acojan tan fantásticamente”.

El papel del voluntariado

Una fiesta organizada por los participantes en la residencia. Foto distorsionada / Adsis.orgAdemás de los presos, unas 15 personas voluntarias también suelen participar en este campo de trabajo, realizando las mismas funciones que los presos.

Muñoz subraya que los voluntarios y las voluntarias tienen que tener 21 años de edad como mínimo y “aconsejamos que tengan alguna experiencia previa de voluntariado”.

En el campo de trabajo, junto a los presos, los voluntarios participan en talleres de acuarela, cocina, manualidades o salidas fuera de la residencia. También realizan tertulias adaptadas para mayores sobre las fiestas de la ciudad, las bodas antiguas o cómo se cocinaba en su época.

Y es que otro reto a afrontar es la diferencia generacional entre los participantes y las personas mayores. Una anécdota divertida es que, debido a la inmigración, está creciendo el número de africanos que participa en el programa y alguna anciana le ha pasado el dedo por la cara a alguno para comprobar si su piel estaba pintada.

“Algunos son tan mayores que sólo han visto negros en la cabalgata de Reyes cuando van pintados”, bromea Muñoz.


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