lunes, febrero 12, 2007

Situacion del marine I

Hola, Hola:

Si habeis estado un poco al tanto de las noticias conocereis la negativa del gobierno español a aceptar a un barco con 400 PERSONAS a bordo, no sólo aceptarlos, sino tambien negarse a atenderlos sanitariamente, esta es parte de las reivindicaciones y denuncias de un grupo de activistas sobre los Derechos humanos de Santa Cruz de Tenerife:

Cuando ya no importan los derechos humanos"
 
 
    Cuando el portavoz del ejecutivo canario afirma que su gobierno espera que los 400 irregulares del buque Marine-I no sean desembarcados en las Islas, pues este hecho sentaría un peligroso precedente; cuando el gobierno español, en una vergonzosa interpretación de las leyes del mar, rechaza a un barco lleno de gente desesperada, esperando que lo reciba uno de los países más pobres y desesperados del mundo; cuando todo se lleva con extrema reserva, cuando nada parece saberse, cuando las grandes asociaciones callan, cuando pasa ya una semana y esos tristes "apestados" continúan hacinados en un cascarón oxidado en mitad del mar sin más derechos que un bocadillo, un poco de leche y unas botellas de agua; cuando todo eso sucede ahí al lado y aquí nuestras vidas siguen sin el más mínimo incomodo interior… es que ha llegado la hora de afirmar sin reservas que esta civilización, la nuestra, está tocada de muerte.
 
    Las leyes del mar, sean SOLAS, SAR o como las quieran llamar, son leyes antiguas, pensadas y firmadas en unos tiempos en los que Occidente aún no sabía ni le afectaba lo que pudiera pasarle al otro, al negro, al árabe, al asiático, a todos los pobres del otro lado del mundo. Eran leyes que primaban lo humano, la vida, la salvaguarda de las personas por encima de cualquier interés abstracto, económico o material; eran y son __todavía están vigentes__ leyes que no contemplan, por muchas vueltas que se les quiera dar, que 400 seres humanos viajando desde países lejanos en condiciones deplorables permanezcan tantos días amontonados en un barco chatarra sin poder ser atendidos como se merecen. ¿Han probado alguna vez a ponerse en lugar del otro? ¿Se han parado a pensar como han de sentirse esas personas, no ya sólo física sino anímicamente, al comprobar que nadie en el mundo los quiere?
 
    Es curioso, hace cinco o seis años se dio un caso parecido en Australia: un barco cargado con cientos de afganos fue detenido cerca de las costas australianas y allí permanecieron varias semanas, hambrientos, cansados y enfermos, ante el estupor de medio mundo y la negativa de Australia a recibirlos. Entonces me dije: "¡qué horror!", y sólo me consoló pensar que nosotros no éramos como los australianos. "Aquí no pasará eso, los españoles no somos así", me decía para mis adentros, cuan equivocado estaba. Desgraciadamente hemos entrado ya en la fase en la que todo esto, como las muertes en los cayucos, los "guantánamos" canarios, el hambre en el mundo, las orquestadas guerras que salpican el planeta o el cambio climático, son daños irremediables que hemos de asumir por la pervivencia de nuestro lujoso bienestar. Son nuestros "daños colaterales", como dieron en bautizar los americanos a los cientos de miles de inocentes iraquíes y de otros tantos países que murieron, mueren y morirán por el petróleo que tanto necesitan.
 
    Recuerdo que aplaudí el osado gesto de nuestro presidente Zapatero, cuando hace unos años en un desfile militar no quiso levantarse de su asiento ante el paso de la bandera americana. Hoy sin embargo es muy probable que fuera yo el que no se levantara si nuestro presidente o nuestra bandera desfilaran frente a mí, pues poco, muy poco nos diferenciamos ya los españoles de los americanos. Puede sonar duro pero es así: soy incapaz de identificarme con un pueblo que se inmuniza ante el dolor ajeno, y mucho menos reconocer como digno a un gobierno que negocia, que menudea, que soborna a golpe de dinero a gobiernos de países necesitados, forzándolos, comprándolos para que reciban a unas personas que no podrán atender. Da igual la suerte que corran luego, ya sean tratados como esclavos o mueran en el desierto la crisis habrá pasado y nadie se acordará de ellos tras unos días; se habrá dado ejemplo de contundencia a las mafias, y los canarios y los españoles respirarán tranquilos en sus fortalezas. Y así aguantaremos hasta que venga el siguiente pero, ¿qué pasará cuando ya no nos quede dinero para comprarlos o cuando las vallas no puedan hacerse ya más altas y sigan viniendo, y sigan viniendo, entonces… qué pasará?
 
 
Eloy Cuadra Pedrini
Colectivo Queda la Palabra
Teléfonos: 34 669 44 71 22 y 34 695 95 91 21
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¡Rompamos la lógica del Capitalismo con el sentimiento! 
 
 
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